¡Por los dioses! Hace tanto tiempo que no escribo nada que noto mi cerebro entumecido, perezoso. Será cuestión de calentar un poco antes de continuar con el inmenso placer de la escritura. A ver, un poco de estiramiento por aquí, unos saltitos por allá y... preparada para escribir.
Estaba yo un día indeterminado de una semana indeterminada tomando el sol cual alemán en Javea que no vieja moribunda esperando la muerte, sentada en el banco que hay enfrente de mi centro cuando se me acercó un compañero con el que jamás iré de viaje ni siquiera de cena pero con el que sí puedo dialogar que no discutir (las discusiones me provocan disnea) de lo divino y de lo humano (bueno, más bien de lo humano pues creo que rechaza todo lo que tenga que ver con lo divino incluidos una iglesia románica del Pirineo y el Cristo de Velázquez -¡ayyyy, cómo está la educación!-).
La charla giró acerca de temas variados: trabajo, niños, alumnos..., y sin comerlo ni beberlo nos encontramos dialogando acerca de la utilidad de internet en el aula. Tras varios argumentos a favor (por mi parte) y en contra (por la suya) me dijo que la mayoría de blogs eran insufribles, insulsos y sin interés alguno. Imaginaos mi media indignación (ya os he comentado que no puedo indignarme del todo; la disnea no mata pero fastidia mucho). Le conté que sobre el mundo clásico hay muchos y excelentes blogs y que estaba segura de que sobre su matería también habrían muchos y muy interesantes y que solo debía buscarlos y que era muy gratificante encontrarte con uno escrito por alumnos y que... Pero sonó el timbre y se acabó el diálogo que no discusión (¡qué mania tiene el personal de llamar discusión a cualquier conversación!) pues se fue a clase. Y yo seguí sentada al sol cual alemán en Javea ya que una da segundos y los segundos ya han acabado.
Si os digo la verdad, aquello lo olvidé totalmente hasta que esta mañana me ha venido a la mente cual relámpago divino: "-¿Para que sirven los blogs?-" me preguntó; "- No sé a los demás,-" le contesté "- pero a mí, me sirven para dar a conocer una cultura que me apasiona, unas lenguas que no están muertas y una manera de ser y estar...-", "- Sí, bien, vale, pero eso ¿para qué sirve?-" me volvió a preguntar. "- Para nada y para todo. Depende de cada uno-" pensé y no le dije.
Y reflexionando acerca de esta conversación, me he acordado de cuando en este mundo de los blogs-clásicos éramos más bien pocos y casi todos conocidos, de como nos leíamos, de como nos comentábamos y de como escribíamos posts para que nos leyeran y nos comentasen, en un círculo sin fin. Y de como lanzábamos memes. ¡Ay, qué tiempos aquellos!, a uno se le ocurría algo et... meme al canto.
Pues eso es lo que me ha pasado esta mañana, se me ha ocurrido algo et...meme al canto. Es muy sencillo. Basta con coger de la estantería un libro de autor clásico, abrirlo por cualquier página y copiar el fragmento que nos parezca de la hoja que nos apetezca (derecha-izquierda). Solo eso.
Empiezo:
DÁNAO: -Tened ánimo, hijas. Va bien lo de la gente del lugar. El pueblo ya ha votado decretos decisivos.
CORIFEO.- Salve, anciano. Me traes gratísimas noticias. Mas dinos hasta dónde llega la decisión tomada y hacia dónde se inclina la mayoría de los votos del pueblo.
DÁNAO.- Han decidido los argivos sin duda de algún género, sino de modo que mi viejo corazón se rejuvenecía. Tembló en aire al levantarse unánimes las manos diestras de todos al votar este decreto: que libres habitemos esta tierra, sin consideración de gente prisionera, sino son el derecho humano del asilo; que nadie, ni habitante del país, ni tampoco extranjero, nos pueda reducir a servidumbre; y, si alguien nos hiciera violencia, el noble que no acuda en nuestra ayuda quede privado de derechos y sufra la pena de destierro por decreto del pueblo. De esto les estuvo convenciendo, en forma literal, al hablar sobre nosotros el Rey de los pelasgos. Les advirtió que nunca dieran pábulo con el correr del tiempo a la potente ira de Zeus, que es protector del suplicante. Y añadió que una doble mancha -a la vez extranjera y ciudadana- que apareciese ante la ciudad, vendría a ser un pasto de desgracias sin posible remedio. Al oír eso, el pueblo argivo decidió con sus manos que así fuera, sin esperar siquiera a que el heraldo llamase a votación. El pueblo de los pelasgos escuchó los retóricos giros persuasivos y Zeus decidió su cumplimiento.
Se me olvidaba: debemos poner el autor y la obra ¿O jugamos a adivinar?
Antes, cuando era una alocada adolescente en esto de los blogs, mandaba los memes a blogueros determinados que tenían la obligación, casi divina, de seguirlos. Ahora ya he perdido mucho de ese ímpetu juvenil, así que lo dejaré abierto: cualquiera de los que ahora estáis leyendo este post puede seguir el meme cuando quiera o pueda.
¿Os animáis? Demostremos que los blogs sirven para lo que sirven los blogs.